Incentivar a los niños y adolescentes a actividades artísticas es una manera de ayudarles a cultivar cualidades como la creatividad, esencial para la vida cotidiana. Existe una diversidad para ellas, pero la escultura es una que, incluso para su desarrollo motriz, puede ser una excelente opción para su iniciación.

Guadalupe Castro, licenciada en Cerámica Artística de la Facultad de Artes y Diseño en la Universidad Nacional de Cuyo, en Argentina, y quien se dedica a la escultura cerámica combinando otros materiales desde hace 25 años, comenta que esta tipo de expresión se vuelve inmediatamente una herramienta para los menores, generando un abanico de aprendizajes y experiencias diversas que van a impactar en áreas del desarrollo.

Entre las cualidades que va aprendiendo un chico al entrar en la escultura es la creatividad, ya que esta característica implica más que la imaginación del escultor, “el proceso los obliga a resolver cada obstáculo que van encontrando para abordar el siguiente paso”, declara, pues indica que, parte de lo que implica la creatividad es la solución de los obstáculos técnicos.

Guadalupe Castro, licenciada en Cerámica Artística con 25 años de experiencia. (cortesía)
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Otra de las habilidades que se desarrollan con la escultura es la espacial, pues el infante o adolescente debe pensar en los espacios necesarios para hacer la figura que piensa, algo que poco a poco se va perdiendo con el uso de la tecnología y la sobreexposición a visuales bidimensionales.

La tolerancia a la frustración también es una cualidad que este arte ayuda a que se genere y desarrolle, ya que señala es común la constante repetición de procesos para llegar al resultado final, y con base en la prueba y error, podrá obtener el resultado deseado.

También menciona que la escultura ayuda a desarrollar sensibilidad por el arte, la destreza del manejo de herramientas, así como involucrar a todo el cuerpo en el trabajo, pues es una actividad en la que se necesita estar concentrado en su totalidad para poder llevarla a cabo. “La escultura involucra el cuerpo completo y moviliza todos los músculos, sienten la escultura en todo su cuerpo”.

El punto más importante para Guadalupe es que la escultura es una herramienta fundamental para expresarse,  al igual que, tanto para chicos como grandes, es un lenguaje alternativo en el que muestran el mundo como ellos lo ven. Recomienda para los menores que se interesan por esta expresión artística que tengan paciencia y perseverancia, ya que es una disciplina que tiene mucho de aprender, experimentar e intuición.

Otra es que se le dé una oportunidad como se le da a otras disciplinas como la música, la pintura, la danza, buscando las técnicas y materiales apropiados según la edad. “Porque un niño pequeño no puede soldar, pero puede modelar. La complejidad de la técnica tiene que ser apropiada para la edad”, señala.

Para concluir, Guadalupe Castro añade que el valor de aprender el proceso de la escultura es una herramienta que les sirve no solo para resolver una forma, sino también para la vida diaria. “La satisfacción de hacer algo con nuestras propias manos no tiene precio, aumenta la autoestima, nos hace confiar en los procesos y nos enseña un camino para llegar a un resultado, porque vemos materializado algo que estaba en nuestra mente”.

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