A veces olvidamos que somos aprendices de la vida y que en todo proceso pedagógico es natural cometer errores para aprender.

Cada día aprendemos y maduramos, aunque no somos conscientes de ello, especialmente cuando enfrentamos momentos difíciles y dolorosos ante los cuales nos sentimos impotentes y creemos que vamos a desfallecer, sin embargo, luego de que pasa el tiempo al recordar comprendemos que todo era apropiado, allí se nos aclara la mente y logramos ver que no fueron más que lecciones y bendiciones importantes en ese período de la vida.

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No seas tan duro contigo

A veces somos demasiado duros con nosotros mismos, nos exigimos más de la cuenta, pero sobre todo somos jueces implacables de cada uno de nuestros errores, castigándonos por no haber hecho las cosas de otra manera o por no avanzar con mayor rapidez. No seas tan duro contigo, mereces cariño y comprensión entendiendo que todos nos equivocamos alguna vez y ese error por lo general motivo un cambio positivo.

Por eso te invito a que seas más paciente contigo mismo, no permitas que avancen los auto juicios ni te castigues más por los errores del pasado, nos equivocamos con el propósito de aprender y evolucionar, acepta y comprende tu proceso de vida como algo natural que está siendo guiado por la divinidad.

Todo está permitido

Todas las cosas que ocurren son permitidas por la sabiduría divina, de la misma manera que una flor abre sus pétalos en el momento perfecto y una semilla germina a la hora indicada ni antes ni después, tu vida progresa al ritmo perfecto y necesario para ti.

Una mariposa abre sus alas para salir del capullo a su propio ritmo, si alguien acelera el proceso o lo fuerza la mariposa nunca podrá volar, así mismo ocurre en el camino de la vida, todos transitamos por él, pero cada uno lo recorre a su manera única y personal, cada uno comete los errores necesarios para lo que necesita aprender y sana sus heridas en el momento justo.

Trátate con amor, eres la persona con la que vas a vivir toda tu vida, la única a la que nunca podrás abandonar, mereces cuidados, atenciones, regalos, privilegios y todo lo grandioso de la vida. Sé paciente contigo, comprende tu proceso y acepta tu ritmo, mientras más abierto seas más podrás recibir la guía de la divinidad y ella podrá actuar en ti con más fuerza y constancia.

Coloca tus afanes y temores en manos de Dios y permite que te transporte a la energía eterna, a experiencias hermosas y naturales que te reconfortan y engrandecen liberando los sufrimientos y necesidades con mucho amor.

Acoge con calma la idea de que siempre estás siendo bañado por la luz divina, protegido y guiado hacia tu más alto beneficio y deja fluir tu vida sin angustias ni preocupaciones innecesarias, todo se da en el momento perfecto.

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